África muy loca estaba
por Aníbal, su caudillo,
que siempre afiló su espada
contra el nombre de romanos
que muy sobrebio estaba.
Dion Casio, historiador griego,
procónsul de África y gobernador de Dalmacia y Panonia, relata en su libro, Historia de Roma, el curioso suceso que
le acaeció al emperador de origen hispánico, Marco Ulpio Trajano, en su
primera campaña de las guerras de la Dacia. Estando acampado cerca de Tapae
recibió un mensaje de los barios y de otras tribus aliadas de Roma, que le
aconsejaba que detuviera la guerra y firmase un pacto de paz. Lo extraordinario
fue que este mensaje estaba escrito en latín sobre una gran seta. Era un
extraño soporte para llevar un mensaje…, sobre todo por su fragilidad.
El 10 de
diciembre de 1993, Francisco Brines visitaba Sagunto, convidado por la
Fundación de Cultura para asistir a uno de los Divendres de Poesia que
organizaba el Ayuntamiento bajo la dirección del poeta y profesor Francisco
Salinas. Me cupo el honor de presentarlo con una breve introducción a su
persona y su poesía. De aquel acto, rescato unas palabras y unas fotos que el
tiempo va borrando:
"La
ética nace en Brines de la rebeldía, librando un obstinado combate contra la pureza. Precisamente, esta crítica de lo puro, de raigambre ética, tiene una
de sus mejores explicitaciones en el poema incluido en Materia narrativa
inexacta, en el largo poema “El Santo Inocente”, en cuya última estrofa leemos:
El hombre es
esto:
alguien que,
sin amor a un niño,
lo eleva a
los altares
para crear la
fe;
y luego,
arrodillado, gime.
El hombre es
esta carne marchita y negra,
una débil
razón
y un
sentimiento frágil.
Si existe
Dios asumirá el fracaso."
Iba a ser mi primera votación política. Aquel diciembre de 1978 acababa de cumplir 18 años y tenía ganas de intervenir en una decisión ciudadana, popular. Pero desde el mismo septiembre -en que cumplía la edad adulta- militaba en un pequeño partido de izquierdas, el MC, que propugnaba ante el Referéndum la abstención. Así fue para mí aquel 6 de diciembre de 1978: el jovencito apoderado del Moviment Comunista del País Valencià departió en su colegio electoral, con sus conciudadanos, un día de celebración democrática, pero sin depositar ninguna papeleta en aquella urna. Éramos, lo que se llamaba entonces, la "izquierda extraparlamentaria". Fue un comienzo paradójico que se sumaría a mi vida paradójica.
Dos días antes de la votación, mientras pegábamos unos carteles en la avenida principal de la ciudad de Sagunto, fuimos detenidos varios militantes del MC, -junto a otros compañeros de la OIC- porque aparecía en ellos la figura del Rey. Fue mi primera noche en un calabozo de Comisaría. Yo era el más joven del grupo y fueron llamándonos de uno en uno para la declaración y a mí me dejaron el último. En aquella celda oscura y fría, busqué en mis bolsillos un papel en el que tenía un poema de Celaya que hacía tiempo me acompañaba y lo leí, esperando el interrogatorio, recordando a mi abuelo Rafael, asesinado en la cárcel de Jaén:
ESPAÑA EN MARCHA
Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus
muertos.
Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.
(De Cantos iberos, 1955)
En abril de 1987 salió el único número de la revista universitaria valenciana Glosa. Confeccionada por un grupo de alumnos de la Facultad de Filología, la apasionante y juvenil aventura editora solo pudo llegar a plasmarse en este solitario primer número. En él se recogieron temas diversos de la mano de estudiantes y profesores, con una calidad que aún nos sorprende: Cristóbal Serra nos preparó una gavilla de aforistas; transcribimos y publicamos un conjunto de prosas de Juan Gil-Albert; Xaverio Ballester presentó una breve antología de poesía polaca; etc.
Para ese número, Francisca Sánchez Pinilla y quien esto escribe preparamos una entrevista a la novelista Adelaida García Morales, con quien departimos una agradable tarde madrileña en un bar cerca de donde vivía por aquel entonces, enero de 1987. Una larga entrevista, en la que se trataron multitud de temas, y que hoy he querido rescatar para el blog.
La traducción de la obra de Verlaine será una constante en la labor literaria de Lluís Guarner (1902-1986). Así lo prueban sus iniciales incursiones en la traducción de poemas sueltos en diversos periódicos, ante todo Las Provincias, durante los años 20, que después recogería en diversos volúmenes. A estos primeros tanteos aludía el propio Guarner en su prólogo a la Antología poética editada por Bruguera en 1969:
«De pronto, vinieron a mi
recuerdo tantas y tantas evocaciones del poeta predilecto desde mi juventud,
cuando desde los inicios del aprendizaje del francés, comencé a traducir poemas
del maestro admirado y siempre misterioso...».
En 1930 aparecerán, por primera
vez, las ediciones de sus traducciones de Paul Verlaine: Sus mejores versos –en la célebre colección «Los Poetas»–, y la Antología poética, publicada en Madrid
por la CIAP. También en el ámbito de su labor traductora da a la imprenta su
versión de las Poesías del poeta
belga Rodenbach, bajo el sello de la editorial catalana Fama.
En carta con fecha de 19 de
noviembre de 1930, desde Barcelona, le dice su amigo, el editor valenciano
Vicente Clavel:
«El tomito de Rodenbach está
ya terminado; pero esta huelga ha impedido tirar el último color de la
cubierta, y por esta circunstancia no se podrá encuadernar hasta varios después
que se resuelva la huelga de las Artes Gráficas. Hoy es el tercer día de huelga
general y usted no puede figurarse lo que esto me trastorna. Después de la
huelga de grabadores, que ha durado dos meses y medio, surge la de los
tipógrafos. Desde septiembre no he puesto ningún nuevo libro a la venta, y son
10 ó 12 los títulos que tengo terminándose».
Uno de los elogios
académicos a sus traducciones de poesía francesa, en este caso de Baudelaire,
se halla en una carta que se encuentra en el archivo de Benifairó,
correspondiente al entonces profesor de francés de la Universidad de
California, William Aggeler, quien en el año 1964 se encontraba en España,
realizando una investigación sobre «Baudelaire visto por los españoles». Desde
la residencia del CSIC le escribió interesándose por sus traducciones:
«J´approuve complètement le
but de votre traduction, et je crois que vous avez reussi admirablement».
Aggeler le comenta que se
encuentra en España para preparar un estudio (artículo o monográfico) sobre la
evolución de la opinión de los españoles sobre Baudelaire. Quiere comprobar si
se produce la misma evolución crítica en la recepción de la obra baudelaireana
que la acontecida en Francia, aspecto que ha estudiado su compañero A.E.
Carter. Finalmente le pregunta por las traducciones de Teodoro Llorente de
Baudelaire que él no ha encontrado y le expone algunas de las opiniones de
escritores españoles sobre el maestro del simbolismo.
Unos años más adelante, a
finales de los setenta, Teodoro Sáez Hermosilla, catedrático de francés en la
Universidad de Cáceres, envió a Guarner diversas cartas interesándose por sus
traducciones de Verlaine. En una de ellas le comentaba:
«Puedo anticiparle –y no es
en absoluto adulación– que su labor en este punto no sólo es la más abnegada y
entusiasta, sino una de las de más alta calidad. Sabía que era Ud. catedrático
y suponía que lo era de Francés dado su perfecto conocimiento de tal lengua».
En su tesis dedicada al
estudio de Verlaine en España, dice:
«Esta etapa, más dispersa en
sus producciones, está dominada por la obra incansable de Luis Guarner que se
extiende desde 1929 a 1973. Comprende tres volúmenes de traducciones sobre
cinco originales completos, cinco antologías generales y un Apéndice que
recopila algunas versiones de la época modernista. Este largo camino de
acercamiento hace de Guarner el mejor conocedor en España de la textología de
Verlaine».
Este año, 1944, Lluís
Guarner ofrecerá, dentro de lo que denominaríamos su faceta verlainiana, tres
importantes jalones. En primer lugar, participará en un recital poético,
impartido en la Universidad de Valencia por el centenario de Paul Verlaine, el
31 de mayo de 1944. La interpretación lírica del acto corrió a cargo de Juan
Bautista Bertrán y hubo un recital cantado por la liederista Helena Benzeft de
varias piezas de Fauré y Debussy sobre poemas de Verlaine.
El 23 de abril de 1944 el
hispanista francés Maurice Legendre, entonces director de la Casa Velázquez, le
escribe a Guarner agradeciéndole el envío de una traducción de Verlaine,
diciéndole:
«...al leerla he admirado,
como había admirado en sus traducciones de Verlaine, la paradoja de una
traducción que vale plenamente como el original, la traducción de un poeta. La
verdadera poesía no se agota en las palabras del que primero ha recibido la
inspiración, pero bien pocos son los que pueden a la vez respetar y vivificar
con palabras nuevas la inspiración que a ellos se comunica».
Tres días después recibía Lluís otra misiva de
Legendre informándole que le había propuesto su nombre a Guinard para que
dictara en el Instituto Francés de Madrid una conferencia por el centenario del
nacimiento de Verlaine. El día 14 de diciembre, con el título de «Verlaine en España
y España en Verlaine», ofrecía Guarner su conferencia al público madrileño.
Este año publicará en la
colección «Adonais» de la editorial Hispánica, su traducción de Fiestas galantes y Romanzas sin palabras
de Verlaine. Juan Guerrero escribe a Guarner, desde Adonais, en abril de 1944,
diciéndole que ha leído su traducción del poema catalán de Jacint Verdaguer, San Francisco, y que la traducción de
Verlaine van a editarla pronto:
«…nos (refiriéndose también
a José Luis Cano) parece bien darlo con motivo del centenario, ya que estamos
en deuda con nuestro ofrecimiento de poetas extranjeros».
Esta participación en
Adonais es un exponente de sus relaciones, por entonces, con el grupo poético
de posguerra. A este respecto, es muy importante una carta que le envía José
Luis Cano, con el membrete de «Adonais», en la que le agradece el envío, desde
Algeciras, de su traducción de San
Francisco, junto a la separata de Mediterráneo y le informa de la tardanza
de la publicación de su traducción de Verlaine, que finalmente se imprimirá a
principios de septiembre de 1944.
En la edición de la Silva de Romances del siglo XVI que utiliza Marichu Cruz de Castro en su libro Romances de la Antigüedad Clásica (Edi...