Ermita de Sant Miquel (Gilet)
“No descendemos sino que nos alzamos desde nuestro
pasado”, dejó escrito en su libro El peso
de las naranjas, la escritora canadiense Anne Michaels, y en su
extraordinaria novela Piezas en fuga
–que recientemente ha sido llevada al cine por su compatriota Jeremy Podeswa-
recordaba que “según la tradición hebrea, hay que referirse a los antepasados
como “nosotros”, no como “ellos””. Desde esta estela de pensamiento quisiera
aportar hoy una serie de datos y recuerdos que nos muestran los trazos del
pasado, de la presencia y la cultura humanas en estas tierras.
PATRIMONIO
RUPESTRE
La primera noticia que poseemos de presencia humana
pertenece al periodo Eneolítico –alrededor de 2000 años a. de C.-, y nos enfrenta
ante la existencia de un culto ancestral, de un lugar de prácticas sagradas. Nos
referimos a la figura esquemática que podría representar a un ídolo oculado, y que hoy es una pieza
extraordinaria del patrimonio rupestre de nuestra comarca. Son unos trazos de
color rojo situados en la bóveda de una pequeña concavidad del denominado “Peñón
de Santo Espíritu”, descubiertas a comienzos de los años setenta por los
jóvenes estudiantes José V. Lerma y Matías Calvo –estudiadas por José Aparicio-,
cerca de otro lugar sacro hoy en día: el Monasterio franciscano que Eiximenis
promoviera a finales del siglo XIV.
PATRIMONIO
IBERO-ROMANO
También en el Valle de Toliu, muy cerca del Peñón, se
encuentra la siguiente huella de presencia humana de la que tenemos noticia. Se
trata de un poblado ibérico romanizado, situado en un cerrito cercano a donde
se encuentra hoy el cementerio de los frailes de Sant Esperit, donde fueron
halladas diversas piezas arqueológicas (fragmentos de cerámica ibérica y campaniense,
trozos de sigillata, tégulas y fragmentos de ánforas romanas), datadas por
Gil-Mascarell y Carmen Aranegui, entre los siglos III y II a. de C.
De unos siglos posteriores poseemos constancia de dos
piezas sepulcrales, en las que se hallan inscripciones latinas, estudiadas por
el epigrafista Josep Corell. La primera de ellas –referida a los Acilii-, datable entre los siglos II y
III a. de C., fue hallada “en la frontera de una casa de la calle llamada de
Murviedro”, según el padre Pedro Sucías, y que, por testimonio de Sarthou Martínez, en los años 20 aún se
encontraba “en el patio de la casa-abadía”, y que hoy, por desgracia, se halla
desaparecida. La segunda –referida a la familia de los Baebii y los Valerii-,
datable entre finales del siglo I o principios del II a. de C., fue encontrada
en 1916, según relata Sanchis Sivera,
cuando un labrador se encontraba excavando para plantar un algarrobo,
cerca del “Ventorrillo”, en las inmediaciones del pueblo. Hoy, afortunadamente,
podemos contemplar dicha inscripción ya que se custodia en el Museo de Bellas
Artes de Valencia.
EDAD MEDIA
Si los testimonios, los vestigios más antiguos de
Gilet se nos han transmitido a través de soportes materiales –piedra (rodeno,
calcárea),cerámica, metal- que han logrado sortear la penuria del implacable
paso del tiempo, la gran mayoría de huellas posteriores nos vendrán dadas bajo
ese soporte en apariencia endeble, pero
que nuestros antepasados han sabido y hemos sabido conservar y custodiar, como
es el pergamino y el papel en centros archivísticos y bibliotecarios –públicos
y privados-, bajo la forma de “cultura escrita”.
El primer vestigio escrito data de siglo XIII, y en él
se constata el topónimo de Gilet y aparece por primera vez la alusión a su
emblemática torre. Se trata de la escritura de la Cancillería Real del rey
Jaime I, donde se inscribe la donación el 30 de abril de 1249 de “jovada i
mitja” de tierra y una torre en Gilet al caballero Joan de Saragossá.
A continuación enumeraremos algunas referencias
escriturarias –sin ser exhaustivos- en las que Gilet aparece referida:
-1275, Real Justicia (Archivo del Reino de Valencia):
copia de documento de venta del lugar de Gilet efectuada por Guillem Pons a Bonanat
de Pomer.
-1366, Pergamino (ARV): compra del lugar de Gilet por
Jaume Sanç d´Eixea.
-1379, Real Justicia (ARV): concesión de
privilegios referentes al tercio delmo i
al morabatín a Pere Guillem Català.
-1406, Pergaminos (ARV): concesión de Morvedre al
Monaterio de San Espíritu de un bovalar en el valle de Toliu.
-1471, Pergamino (ARV): carta de jurisdicción civil y
criminal de Gilet, firmada por el rey Juan II (Iborra Lerma ofrece una
transcripción del documento).
Este último documento es excepcionalmente importante
ya que corresponde al comienzo del señorío de Gilet por el primer Barón, Don
Manuel Llançol de Romaní. También del siglo XV poseemos varia documentación
referente al Rey Martin el Humano y su
esposa María de Luna, respecto a la donación de tierras y la fundación del
Monasterio de Santo Espíritu del Monte.
ÉPOCA
MODERNA
De los siglos XVI, XVII y XVIII, poseemos una gran
variedad de documentos en los que vemos aparecer a Gilet unido a los grandes
acontecimientos históricos de nuestra comunidad, como son el movimiento de las
Germanías –en El Dietari del capellà
d´Alfons V-, los ataques corsarios –libros de Escolano y Vicente Martínez
Colomer-, la expulsión de los moriscos y la repoblación de las tierras por
nuevos colonos (Iborra Lerma recoge la carta de repoblación del Protocolo de
Joaquín Marti, pero en el Archivo del Patriarca, en los Protocolos de Joan
Bautista Garcés y de Miguel Garcés, aparecen otras cartas de repoblación).
También vemos alusiones a Gilet referentes al tema de los litigios sobre el uso
y aprovechamiento de las aguas de la Acequia Mayor (Chabret recoge algunas
transcripciones de documentos del Libro de Consejos de Morvedre, hoy
desaparecido), o bien sobre el arrendamiento de los bienes señoriales, en un
documento de 1783 que se encuentra en la sección Escribanías del Archivo del
Reino de Valencia y del que Iborra Lerma nos ofreció una trancripción.
Sin embargo uno de los documentos más significativos
de esta época y del que apenas sabemos más que su referencia, ya que la lengua
en la que está escrito –árabe- nos impide su conocimiento y su sentido, es un
extenso poema debido a la mano de un morisco de Gilet. El poema se encuentra en
la Biblioteca Universitaria de Valencia, dentro del legado de Vicente Hernández
y Máñez. Es un manuscrito anónimo que utiliza escritura magrebí en tinta negra,
de 175 hojas (caja de escritura: 113 x 310 mm.), encuadernadas en pergamino
(114 x 310 mm.). En su incipit se lee: “wa-ntatti adabni wa ilah yarik”
(folio1 vº), y en su explicit: “alâ wa lis hitûyûr” (folio 175 vº).
ÉPOCA
CONTEMPORÁNEA
Como sabemos, el XIX comienza con un gran
enfrentamiento armado, la Guerra de la Independencia, al mismo tiempo que con
el comienzo del constitucionalismo moderno hispánico: las Cortes de Cádiz y la
Constitución de 1812. El cronista saguntino del XIX, Antonio Chabret recogía en
su libro, Sagunto, una noticia de la
Gaceta de Valencia, de Diciembre de 1813, en la que se mencionaba el
acantonamiento de tropas italianas en Gilet para la toma del Castillo de Sagunto
y el establecimiento de la línea de guerra del general Blake para rechazar a
las tropas borbónicas. Otro enfrentamiento bélico de este ajetreado siglo XIX,
las guerras carlistas, tendrían su impronta en Gilet con las andanadas de
Cabrera y Cucala, que el Padre Pedro Sucías logró relatar en su manuscrito Notas útiles…, y del que Santiago Bru nos
ofreció una transcripción y publicación de algunos fragmentos en 1995.
Como no queremos ser exhaustivos, sino simplemente
ofrecer tan sólo un panorama general de
la huella del pasado de Gilet, cerramos aquí esta primera aproximación a los
documentos y el patrimonio referidos a nuestra población y terminaremos
ofreciendo la publicación de un curioso artículo que apareció en el año 1930,
en la prestigiosa revista Cultura
Valenciana.
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