Corría el año 1981 cuando Andrés Trapiello, gobernando la aventura de la revista Número, una excelencia en diseño y tipografía, y en la calidad literaria de los textos, nos acercaba allí rarezas y lindezas.
En Número encontré un extraordinario soneto del grupo que Francesco de Sanctis denominó "Dolce stil novo". Un anónimo soneto de finales del siglo XIII o principios del trecento. Pero la gracia no sólo venía del texto italiano, que más tarde Francesco Trucchi -en su, Poesie italiane inedite di dugento autore, Prato, 1847- atribuyó a Nina la Siciliana, sino de su primer traductor al castellano, el escritor de la Escuela Romana del Pirineo, Rafael Sánchez Mazas.
Lo aprendí de memoria y lo recité, por entonces, a algunos de mis amigos de la revista, que por aquel tiempo -años ochenta- editábamos aquí en Sagunto, Abalorio. A mi amigo, hoy desgraciadamente ausente, Francisco Salinas, le gustó aquella pieza y compartimos también lecturas de las Rimas de Guido Cavalcanti, traducidas al castellano por Juan Ramón Masoliver.
Rafael Sánchez Mazas no sólo fue un gran prosista, sino también un apreciable poeta. Sus versos fueron dispersamente publicados en varias revistas, si bien dio a la edición un poemario, en 1944, con el título de Quince sonetos para quince esculturas de Moisés Huerta.
Tendría que pasar el tiempo para que su voz fuese recuperada y valorada. Fue en 1971, en la emblemática colección Ocnos de la editorial catalana, Llibres de la Sinera. Aquella colección, dirigida por Joaquín Marco, y de la que formaban parte de su redacción, Jaime Gil de Biedma, Pere Gimferrer, José Agustín Goytisolo, Luis Izquierdo y Manuel Vázquez Montalbán, tuvo la valentía y el buen atino de reunir en un volumen un grupo significativo de la producción poética de nuestro autor.
Al lado de la obra de su costal, tambien se encontrará su labor de trujamán. Además de su traducción de "Tapina me ch´amava uno sparviero", se ofrecen sus versiones del "Soneto del mayo florentino" de Fólgore da San Gimignano, y del "Hereux qui comme Ulysse a fait un beau voyage" de Joaquín de Bellay.
Disfruten del buen hacer de Sánchez Mazas y de la cuita amorosa italiana:
Tapina ahimé, ch'amava uno sparvero:
amaval tanto ch'io me ne moria;
a lo richiamo ben m'era manero,
e dunque pascer troppo nol dovia.
Or è montato e salito sì altero,
assai più alto che far non solìa
ed è assiso dentro a uno verzero:
un'altra donna lo tene in balìa.
Isparvero mio, ch'io t'avea nodrito,
sonaglio d'oro ti facea portare
perché dell'uc(c)ellar fosse più ardito:
or se' salito sì come lo mare,
ed ha' rotto li geti e se' fuggito,
quando eri fermo nel tuo uc(c)ellare.
En Número encontré un extraordinario soneto del grupo que Francesco de Sanctis denominó "Dolce stil novo". Un anónimo soneto de finales del siglo XIII o principios del trecento. Pero la gracia no sólo venía del texto italiano, que más tarde Francesco Trucchi -en su, Poesie italiane inedite di dugento autore, Prato, 1847- atribuyó a Nina la Siciliana, sino de su primer traductor al castellano, el escritor de la Escuela Romana del Pirineo, Rafael Sánchez Mazas.
Lo aprendí de memoria y lo recité, por entonces, a algunos de mis amigos de la revista, que por aquel tiempo -años ochenta- editábamos aquí en Sagunto, Abalorio. A mi amigo, hoy desgraciadamente ausente, Francisco Salinas, le gustó aquella pieza y compartimos también lecturas de las Rimas de Guido Cavalcanti, traducidas al castellano por Juan Ramón Masoliver.
Rafael Sánchez Mazas no sólo fue un gran prosista, sino también un apreciable poeta. Sus versos fueron dispersamente publicados en varias revistas, si bien dio a la edición un poemario, en 1944, con el título de Quince sonetos para quince esculturas de Moisés Huerta.
Tendría que pasar el tiempo para que su voz fuese recuperada y valorada. Fue en 1971, en la emblemática colección Ocnos de la editorial catalana, Llibres de la Sinera. Aquella colección, dirigida por Joaquín Marco, y de la que formaban parte de su redacción, Jaime Gil de Biedma, Pere Gimferrer, José Agustín Goytisolo, Luis Izquierdo y Manuel Vázquez Montalbán, tuvo la valentía y el buen atino de reunir en un volumen un grupo significativo de la producción poética de nuestro autor.
Al lado de la obra de su costal, tambien se encontrará su labor de trujamán. Además de su traducción de "Tapina me ch´amava uno sparviero", se ofrecen sus versiones del "Soneto del mayo florentino" de Fólgore da San Gimignano, y del "Hereux qui comme Ulysse a fait un beau voyage" de Joaquín de Bellay.
Disfruten del buen hacer de Sánchez Mazas y de la cuita amorosa italiana:
Tapina ahimé, ch'amava uno sparvero:
amaval tanto ch'io me ne moria;
a lo richiamo ben m'era manero,
e dunque pascer troppo nol dovia.
Or è montato e salito sì altero,
assai più alto che far non solìa
ed è assiso dentro a uno verzero:
un'altra donna lo tene in balìa.
Isparvero mio, ch'io t'avea nodrito,
sonaglio d'oro ti facea portare
perché dell'uc(c)ellar fosse più ardito:
or se' salito sì come lo mare,
ed ha' rotto li geti e se' fuggito,
quando eri fermo nel tuo uc(c)ellare.
¡Pobre de mí, que amaba un alcotán!
¡Lo amaba tanto yo que me moría!
¡A mi reclamo bien que era galán,
aunque no mucho cebo le ponía!
Ahora muy altanero lo verán,
mucho más alto que antes no solía.
En un vergel reposa de su afán,
y otra dama lo tiene en tiranía.
¡Ay mi alcotán! ¡Te había yo nutrido
y un cascabel de oro regalado,
porque hubiera más júbilo en tu vuelo!
Y ahora como la mar te me has alzado
y has roto ligaduras y has huído
cuando estabas tan fiel a mi señuelo.
De la obra poética de Sánchez Mazas quisiera rescatar este soneto:
EN LA PIEDRA SEPULCRAL DE MI TÍO LABRADOR
Puso viña y olivo en la llanura;
plantó chopos reales junto al río;
el monte que era pedregal bravío
convirtió en heredades y espesura.
Tuvo la casa en una suave altura:
era torre, solar y caserío,
confortada de libros de lectura
y aceite y vino y mies de labrantío.
Fue de la paz de Cristo caballero
y simple solitario y limosnero;
para todos tenía un "Dios os guarde"-
No tuvo coche ni corcel de silla
y en su vejez, volviendo de la trilla,
cabalgaba un asnillo por la tarde.
3 comentarios:
No está mal esa nómina que presentas, de Cavalcanti a Moisés de Huerta.
Respecto a Sánchez Mazas, junto al intento de Ocnos, hay que destacar la edición de su poesía (casi) completa en Comares, gracias también a Trapiello. La mayoría de ella escrita, ya se sabe, cuando Bilbao era Atenas.
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Gracias, Jesús, por tu comentario. Conozco la edición de Trapiello, en Comares, pero necesataría una revisión y un nuevo aliento y alcance.
Por cierto, imagino que sabes que Biblioteca nueva ha realizado una buena edición de Arte y estado de Giménez Caballero. Enric Ucelay-Da Cal hace una interesante reseña en el último número de la revista Libros.
Un abrazo.
Muy de acuerdo en lo de Mazas.
Juan Antº , conocía la edición de ARTE Y ESTADO en la benemérita Biblioteca Nueva, pero no la reseña de Ucelay. Veo que no está completa en red, a ver si consigo la revista.
Los papeles nos acabarán comiendo.
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