Alexander von Humboldt y su compañero de viaje, Aimé Bonpland
Dos grandes inteligencias, pioneras en los diversos saberes del último tercio del
siglo XVIII y primero del XIX, se dieron cita en la por entonces llamada ciudad de
Murviedro. Fue casi simultánea su estancia en Sagunto. Primero fue la visita del
hermano menor, Alexander, -representante de las ciencias empíricas: la geología, la
astronomía, la botánica-, en los primeros meses del año 1799; y un poco más adelante,
en marzo de 1800, sería el mayor, Wilhelm –representante
de la filología y otros saberes humanísticos- quien acercara a nuestra ciudad su
entusiasmo y su sabiduría que se vio reflejada en un extraordinario opúsculo-carta
dirigido a su amigo y maestro estimadísimo, Johann Wolfang Goethe.
Aunque un misma ansia de conocimiento y un mismo ímpetu de exploración
guio a ambos hermanos, fueron sus visiones y sus proyectos, así como sus vivencias,
divergentes. Como confrontadas fueron sus llegadas al mismo destino de Sagunto:
Alexander, desde el norte, proveniente de Barcelona y Tarragona, mientras que Wilhelm
se acercaría desde el sur, después de una breve estancia en Alicante y Valencia.
Alexander, quien había entrado a España por la Junquera el 3 de enero de 1799,
junto a su compañero, el biólogo francés Aimé Bonpland, comenzaba en nuestras tierras
una gran aventura científica que le llevaría a recorrer gran parte de la América del Sur.
Fueron tres las ocasiones en que visitó nuestra ciudad: la primera fue hacia mediados
del mes de enero de 1799, después de realizar algunas excursiones a Mosntserrat y
Tarragona; la segunda fue el 31 de enero, en el trayecto de su viaje desde Barcelona a
Valencia, donde llevó a cabo mediciones de las ruinas, ya que debido a la nubosidad en
su primera estancia, no había podido realizarlas; y, finalmente, el día 9 de febrero volvió
de nuevo a visitar el castillo. Aunque, por desgracia, no se ha conservado la parte de su
Diario correspondiente al periplo español, en varias de sus cartas y en algunas de sus
obras y artículos podemos rastrear el paso de Alexander Humboldt por nuestra tierra.
Cuatro son las ocasiones en que Alexander alude en su obra a Sagunto: En la
carta que dirige a Franz Xaver von Zach, leemos: “Las mediciones que más me gustó
realizar son las que, con todo cuidado, llevé a cabo el 17 y el 21 de Pluviosê por encima de Valencia y desde la vieja Sagunto…La primera vez que visité las ruinas
de Sagunto, el castillo de Murviedro, las nubes me impidieron realizar mediciones. El
12 de Pluviosê regresé allí y coloqué mi horizonte a unos 200 metros al sur del
anfiteatro, en dirección a las ruinas del templo de Diana, y hallé la latitud de Murviedro
y Sagunto a 39º 40´ 40´´, mientras que Tofiño da 39º 40´ 10´´. La longitud es 10´ 14´´
oeste”. Y en la carta que dirige al botánico Wildenow, dice: “No digo nada [refiriéndose
a las maravillas y excelencias de las tierras que visitaba] de Tarragona, de la montaña de
Murviedro, ni del templo de Diana de la antigua Sagunto, de su anfiteatro inmenso ni de
la torre de Hércules de donde se pueden divisar las torres de Valencia por encima de un
bosque de dátiles”. También encontramos alusiones, aunque escuetas, en su Recueil
d´Observations astronomiques, en el Ensayo político sobre el Reino de Nueva España,
y en su Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, donde dictamina: “En
Murviedro (la antigua Sagunto) determiné la posición de las ruinas del templo de Diana,
cerca del convento de los Trinitarios. Estan ruinas están a 39º 40´ 26´´ de latitud, y 0h.
10´ 34´´ de longitud”.
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