martes, 18 de agosto de 2020

LLUÍS GUARNER Y SUS TRADUCCIONES DE PAUL VERLAINE


 

La traducción de la obra de Verlaine será una constante en la labor literaria de Lluís Guarner (1902-1986). Así lo prueban sus iniciales incursiones en la traducción de poemas sueltos en diversos periódicos, ante todo Las Provincias, durante los años 20, que después recogería en diversos volúmenes. A estos primeros tanteos aludía el propio Guarner en su prólogo a la Antología poética editada por Bruguera en 1969:

«De pronto, vinieron a mi recuerdo tantas y tantas evocaciones del poeta predilecto desde mi juventud, cuando desde los inicios del aprendizaje del francés, comencé a traducir poemas del maestro admirado y siempre misterioso...».

En 1930 aparecerán, por primera vez, las ediciones de sus traducciones de Paul Verlaine: Sus mejores versos –en la célebre colección «Los Poetas»–, y la Antología poética, publicada en Madrid por la CIAP. También en el ámbito de su labor traductora da a la imprenta su versión de las Poesías del poeta belga Rodenbach, bajo el sello de la editorial catalana Fama.

En carta con fecha de 19 de noviembre de 1930, desde Barcelona, le dice su amigo, el editor valenciano Vicente Clavel:

«El tomito de Rodenbach está ya terminado; pero esta huelga ha impedido tirar el último color de la cubierta, y por esta circunstancia no se podrá encuadernar hasta varios después que se resuelva la huelga de las Artes Gráficas. Hoy es el tercer día de huelga general y usted no puede figurarse lo que esto me trastorna. Después de la huelga de grabadores, que ha durado dos meses y medio, surge la de los tipógrafos. Desde septiembre no he puesto ningún nuevo libro a la venta, y son 10 ó 12 los títulos que tengo terminándose».

Uno de los elogios académicos a sus traducciones de poesía francesa, en este caso de Baudelaire, se halla en una carta que se encuentra en el archivo de Benifairó, correspondiente al entonces profesor de francés de la Universidad de California, William Aggeler, quien en el año 1964 se encontraba en España, realizando una investigación sobre «Baudelaire visto por los españoles». Desde la residencia del CSIC le escribió interesándose por sus traducciones:

«J´approuve complètement le but de votre traduction, et je crois que vous avez reussi admirablement».

Aggeler le comenta que se encuentra en España para preparar un estudio (artículo o monográfico) sobre la evolución de la opinión de los españoles sobre Baudelaire. Quiere comprobar si se produce la misma evolución crítica en la recepción de la obra baudelaireana que la acontecida en Francia, aspecto que ha estudiado su compañero A.E. Carter. Finalmente le pregunta por las traducciones de Teodoro Llorente de Baudelaire que él no ha encontrado y le expone algunas de las opiniones de escritores españoles sobre el maestro del simbolismo.

Unos años más adelante, a finales de los setenta, Teodoro Sáez Hermosilla, catedrático de francés en la Universidad de Cáceres, envió a Guarner diversas cartas interesándose por sus traducciones de Verlaine. En una de ellas le comentaba:

«Puedo anticiparle –y no es en absoluto adulación– que su labor en este punto no sólo es la más abnegada y entusiasta, sino una de las de más alta calidad. Sabía que era Ud. catedrático y suponía que lo era de Francés dado su perfecto conocimiento de tal lengua».

En su tesis dedicada al estudio de Verlaine en España, dice:

«Esta etapa, más dispersa en sus producciones, está dominada por la obra incansable de Luis Guarner que se extiende desde 1929 a 1973. Comprende tres volúmenes de traducciones sobre cinco originales completos, cinco antologías generales y un Apéndice que recopila algunas versiones de la época modernista. Este largo camino de acercamiento hace de Guarner el mejor conocedor en España de la textología de Verlaine».

Este año, 1944, Lluís Guarner ofrecerá, dentro de lo que denominaríamos su faceta verlainiana, tres importantes jalones. En primer lugar, participará en un recital poético, impartido en la Universidad de Valencia por el centenario de Paul Verlaine, el 31 de mayo de 1944. La interpretación lírica del acto corrió a cargo de Juan Bautista Bertrán y hubo un recital cantado por la liederista Helena Benzeft de varias piezas de Fauré y Debussy sobre poemas de Verlaine.

El 23 de abril de 1944 el hispanista francés Maurice Legendre, entonces director de la Casa Velázquez, le escribe a Guarner agradeciéndole el envío de una traducción de Verlaine, diciéndole:

«...al leerla he admirado, como había admirado en sus traducciones de Verlaine, la paradoja de una traducción que vale plenamente como el original, la traducción de un poeta. La verdadera poesía no se agota en las palabras del que primero ha recibido la inspiración, pero bien pocos son los que pueden a la vez respetar y vivificar con palabras nuevas la inspiración que a ellos se comunica».

 Tres días después recibía Lluís otra misiva de Legendre informándole que le había propuesto su nombre a Guinard para que dictara en el Instituto Francés de Madrid una conferencia por el centenario del nacimiento de Verlaine. El día 14 de diciembre, con el título de «Verlaine en España y España en Verlaine», ofrecía Guarner su conferencia al público madrileño.

Este año publicará en la colección «Adonais» de la editorial Hispánica, su traducción de Fiestas galantes y Romanzas sin palabras de Verlaine. Juan Guerrero escribe a Guarner, desde Adonais, en abril de 1944, diciéndole que ha leído su traducción del poema catalán de Jacint Verdaguer, San Francisco, y que la traducción de Verlaine van a editarla pronto:

«…nos (refiriéndose también a José Luis Cano) parece bien darlo con motivo del centenario, ya que estamos en deuda con nuestro ofrecimiento de poetas extranjeros».

Esta participación en Adonais es un exponente de sus relaciones, por entonces, con el grupo poético de posguerra. A este respecto, es muy importante una carta que le envía José Luis Cano, con el membrete de «Adonais», en la que le agradece el envío, desde Algeciras, de su traducción de San Francisco, junto a la separata de Mediterráneo y le informa de la tardanza de la publicación de su traducción de Verlaine, que finalmente se imprimirá a principios de septiembre de 1944.



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