domingo, 2 de agosto de 2015

CELAYA Y MICHAUX




CELAYA Y MICHAUX
Revisando unos números de la revista Verbo. Cuadernos literarios que se encuentran en el Archivo Bru i Vidal del Ayuntamiento de Sagunto, buscando los primeros poemas que publicara allí el poeta saguntino Santiago Bru –que firmaba su poesía en catalán como Jaume Bru–, me encontré, en el número 14 de enero-febrero de 1949, con la traducción de un poema de Henri Michaux, “Clown”. Fue una sorpresa, así como saber que su traducción correspondía al poeta Gabriel Celaya.
Celaya cultivó la traducción de poesía, al menos –que yo sepa–, en su primera etapa, y publicó parte de ella en la colección de poesía Norte (1947-1955), de la que era editor, junto a su mujer Amparitxu Gastón. En aquella mítica colección de la ciudad de San Sebastián, situada en la calle Juan de Bilbao, se editaron diecisiete libros, en los que, además de publicar el propio Celaya (bien con el pseudónimo de Gabriel Celaya o con su nombre de pila, Rafael Múgica o con el de su heterónimo, Juan de Leceta), aparecen varios autores de la llamada “generación del 36” como Germán Bleiberg, Ricardo Molina, Victoriano Crémer, Leopoldo de Luis o Camilo José Cela, junto a otros como Miguel Labordeta, Jesús Delgado, Juan Guerrero o Antonio Milla.
Dentro de la colección Norte se editan cinco traducciones, tres de ellas debidas a la mano de Celaya: Cincuenta poemas franceses, de Rainer Maria Rilke, El libro de Urizen, de William Blake y Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud. Junto a ellos, el poeta valenciano Ricardo Juan Blasco, director, por entonces, de la importante revista Corcel –más adelante, gran investigador valencianista que firmará su producción catalana como Ricard Blasco– traduce La cifra de las cosas, de Lanza del Vasto; y el director de la revista de Vigo, Alba, Ramón González-Alegre, traduce Poemas, de Mario Luzi y Vittorio Sereni.
En 1954, Celaya volvería  nuevamente a ofrecer una muestra de su labor traductora, publicando en la colección arriacense de poesía, Doña Endrina, el librito Quince poemas, de Paul Eluard.
“Clown” lo publicó Henri Michaux en su libro Peintures, en 1939 en la editorial GLM, y es el primer libro en los que recoge su producción pictórica, junto a textos poéticos o glosas. Esta traducción de Celaya es una de las primeras que en español aparecerán del poeta francés, quien más tarde verá sus versiones al castellano de la mano de otros poetas más jóvenes como Julia Escobar, Francesc Parcerisas o Jorge Riechman, a las que hay que sumar las de Chantal Maillard y las del inigualable Cristóbal Serra.
Les dejo aquí la traducción que hiciese Celaya en el 49. Salud.


CLOWN

Un día.
Un día, quizá pronto.
Un día, levaré el ancla que me retiene a mi navío alejado de los mares.
Con esa especie de valentía que es necesaria para no ser nada y nada más que nada, me desprenderé de lo que parecía serme indisolublemente próximo.
Lo cortaré, lo derribaré, lo romperé, lo haré volcar.
Vomitaré de un golpe mi miserable pudor, mis miserables combinaciones y encadenamientos, “hilados con aguja”.
Vaciado del absceso de ser alguien, beberé de nuevo el espacio que alimenta.
A golpes de ridículo, de decadencias (¿qué es la decadencia?), por explosión, por una total disipación-irrición-purgación, expulsaré de mí la forma que se creía tan bien sujeta, compuesta,  coordinada, adaptada a mi contorno y a mis semejantes, tan dignos, tan dignos…, mis semejantes.
Reducido a una humildad de catástrofe, a una nivelación perfecta como después de un intenso ahondamiento.
Llevado por debajo de toda medida a mi puesto real, al infinito puesto que yo no sé qué idea-ambición me había hecho abandonar.
Aniquilado en cuanto a la altura, en cuanto a la estimación.
Perdido en un lugar lejano (o aún ni eso), sin nombre, sin identidad.
CLOWN, que derriba en la risotada, en lo grotesco, en el reventón, el sentido de su importancia que, contra toda evidencia, se había forjado.
Me hundiré.
Sin fondo en el infinito-espíritu subyacente abierto a todos, abierto yo mismo a un nuevo e increíble rocío
a fuerza de ser nulo
y vulgar…

y risible…

LA VISITA DEL PATRIARCA DE JERUSALÉN, NUNCIO APOSTÓLICO EN ESPAÑA, CARLO CAMILLO MASSIMO, A MORVEDRE (1654)

    Desde hace ya bastante tiempo, vengo dedicándole mi atención al tema de los viajeros y Sagunto. Debo mi devoción al tema a lo que me e...