Si bien son escasos los datos de los orígenes y primeros
pasos del cristianismo en nuestra población, no por ello hemos de pasar por
alto su recopilación y divulgación, así como la exposición de la evidencia de
la significación de los mismos.
Como ha señalado la profesora Carmen Aranegui, en su
estudio sobre la Antigüedad Tardía de Sagunto: “Ni a nivel de hallazgos urbanos
ni tampoco en lo que afecta a villae o residencias en su área inmediata,
se conocen restos que permitan la restitución del paisaje del final de la
antigüedad en Sagunt. Se mencionan, no obstante, acuñaciones muy puntuales de
Gundemaro y Sisebuto que, de alguna manera, atestiguan una cierta actividad,
pero ningún edificio, público o privado, hasta el momento, es susceptible de
ilustrar los acontecimientos de época visigoda que, por ejemplo en Valentia,
cuentan con textos y con la información proporcionada por las excavaciones de
L´Almoina y, en el Pla de Nadal de Ribaroja, tienen un modelo de residencia
señorial aproximadamente de la misma época. No es difícil aceptar, en
consecuencia, la sustitución del histórico topónimo por el de Murviedro (murus
veteris) con el que la ciudad aparece en las fuentes árabes posteriores (…)
La cristinización de una población como la saguntina se produjo de una manera
anónima, sin mártires y sin obispos, en la òrbita de Valentia que da
nombre a la diócesis”.
Esta falta de datos no debe, sin embargo, eludir la
presencia incuestionable del cristianismo en Sagunto desde una época temprana,
y prueba de ello son la incripción del epitafio cristiano que recoge Josep
Corell y el dibujo simbólico del sello de ágata -hoy, por desgracia,
desaparecido-, del que nos habla Antonio Chabret en su obra de fianles del
siglo XIX.
También adquiere una gran importancia para el cristianismo
primitivo de época visigótica, las acuñaciones de moneda en dicha época,
teniendo en cuenta la extraordinaria aparición última de un triente de oro -con
un significativo monograma en forma de cruz- del reinado de Égica y Witiza, que unido a los otros tres
trientes de las épocas de Gundamaro y Sisebuto, nos hablan de un extenso
periodo del que urge una revisión y una toma de consideración.
Las piezas cerámicas con signos y símbolos
cristianos -qne no analizaremos en este artículo, y que ya recordara Antonio
Chabret en su primer volúmen dedicado a la época visigoda saguntina-, así como
el hecho, tan peculiar, de tan alto valor simbólico, como es la localización
del primer túmulo del cuerpo martirizado de San Vicente en la playa de Sagunto,
por parte del gran poeta hispanolatino Prudencio, todo ello, digo, no hace más
que evidenciar la extraordinaria significación de nuestra ciudad en el
imaginario paleocristiano.
1.- VESTIGIOS TEXTUALES: LOS
VERSOS DE PRUDENCIO
El vestigio textual con el que nos encontramos, en el que
aparece Sagunto asociado al cristianismo primitivo o al paleocristianismo,
pertenece al contexto de la poesía hímnica del poeta hispanolatino de la
Antigüedad tardía, Aurelio Prudencio Clemente (Aurelius Prudentius Clemens),
natural, bien de Calugurris (Calahorra), bien de Caesaraugusta (Zaragoza),
nacido a mediados del siglo IV, en el año 348, y muerto hacia el año 410,
seguramente en algún monasterio zaragozano.
Se trata de uno de los himnos
recogidos en su Liber Peristephanon (Libro de las Coronas),
concretamente en el IV, Hymnis in honorem sanctorum decem et octo matyrum
caesaraugustanorum (Himno en honor de los dieciocho mártires de Zaragoza),
en el verso 100. Veamos la estrofa sáfica número veinticinco adonde aparece:
TEXTO
LATINO:
Noster est,
quamuis procul hinc in urbe
passus ignota
dederit sepulcri
gloriam
uictor prope litus altae
forte
Sagynti.
TRADUCCIONES:
1.-Luis
Rivero García:
Él es
nuestro, por más que, habiendo sufrido su pasión lejos de aquí, en ciudad
desconocida, con su victoria casualmente concediera la gloria de su sepultura a
un lugar cercano a las playas de la alta Sagunto.
2.- M. Lavarenne:
Vincent
nous appartient, bien que ce soit loin d´ici, dans une ville inconnue de lui,
qu´il ait souffert sa passion, et qu´après sa vistoire il ait donné par hasard
la gloire de son s´pulcre à un endroit proche du rivage de la haute Sagonte.
3.- H. J. Thomson:
Ours he is, though as it befell it was in a
strangecity far from here that he suffered and in victory gave it the honour of
having his burial-place, near the shore of lofty Saguntus.
4.-
Leopoldo Peñarroja:
Nuestro es,
aunque hubiera padecido en ciudad
ignota y,
por casualidad, diera a la gloria del
sepulcro a
la gran Sagunto
cerca de la
costa.
5.- Nolasc
Rebull y Miquel Dolç:
Vicenç ens
pertany, baldament fos lluny d´aquí, en una
ciutat que
ell desconeixia, on sufrí la passió i, després de
la seva
vistòria, donés casualment la glòria del seu sepulcre
a un indret
pròxim a la riba de l´alta Sagunt.
6.-
Marcelino Menéndez Pelayo:
Nuestro es
Vicente, aunque en ciudad ignota
Logró
vencer y conquistar la palma;
Tal vez el
muro de la gran Sagunto
Vió su
martirio.
El “prope litus” de Prudencio,
concuerda con el “ad litus” (a la orilla, a la arena de la playa) de otras
versiones de la Passio de San Vicente, como son la Passio Brevior
(ms. de la Biblioteca Ambrosiana de Milán) y el Pasionario hispano (mss.
de Silos y de Cardeña), y cercano al “ad portum” de la Passio Vulgata
(códices Vaticanos 1196 y 5696).
De aquel lugar litoral, el cuerpo
martirizado de San Vicente sufrirá varios traslados, que, como recoge Leopoldo
Peñarroja, “...para algunos serían tres: a) el protagonizado por la viuda
Jónica, de la orilla misma a un túmulo o pequeña capilla; b) el efectuado por
la comunidad cristiana de Valencia pocos años después, tras la Paz de la
Iglesia y el Edicto de Milán (313), del túmulo primitivo a una basílica o
iglesia que se menciona ya como tal en la Passio y que debe
identificarse con el entorno de la Roqueta; y c) el que ya en tiempos del
obispo Justiniano, muy devoto de San Vicente, pudo verificarse en la 1ª mitad
del s. VI desde esa basílica a la ya entonces ecclesia mater de la
ciudad, la catedral visigoda de tres naves ubicada en el área episcopal de
l´Almoina...”
Así pues, siguiendo lo que nos dice
Prudencio y lo que nos adelanta el texto del manuscrito de la Passió Brevior,
el cuerpo del mártir habría arribado a la playa de Sagunto, cerca de su puerto
-conocido hoy como Grau Vell-. adonde una mujer, con el nombre de Ionice
(Jónica), le daría santa sepultura, y de allí sería trasladado, poco
después, a la Basílica de la Roqueta. He
aquí el texto de la Passio Brevior:
“Sed Domini manu gubernatum continuo
defertur ad litus. Quod dum repertum fuisset, anus quaedam , Ionice nomine, eum
cum omni honorificenctia tradidit sepultarae. Dum turba fidelium hoc audisset,
ex sepulcro sanctum ejus corpus rapuerunt, et ad ecclesiam cum gaudio
reportantes, summa cum veneratione sepulturae tradiderunt. Pasus et beatus
Vicentius levita in cicitate Valentina die undecimo Kal. Febru. Sub Datiano
praeside, regnante Domino nostro Jesu Christo, cui est honor et gloria in
secula seculorum. Amen.”
En otros versos de la Passio Sancti
Vicentii Martyris (Pasión de San Vicente Mártir), el poeta Prudencio
describe el lugar al que llegó el cuerpo de San Vicente:
TEXTO
LATINO:
Felix
amoeni litoris
secessus
ille, qui sacra
fouens
harenis uiscera
uicem
sepulcri praebuit,
dum cura
sanctorum pia
deflens
adornat aggerem
tumuloque
corpus creditum
uitae
reseruat posterae!
Sed mox
subactis hostibus
iam pace
iustis reddita
altar
quietem debitam
praestat
beatis ossibus;
subiecta
nam sacrario
imamque ad
aram condita
caelestis
auram muneris
perfusa
subter hauriunt.
TRADUCCIÓN:
¡Dichoso el
rincón aquel de esta costa encantadora que, dando abrigo con sus arenas a las
sagradas entrañas, hizo las veces de una tumba, en tanto el
piadoso desvelo de los santos adorna entre lágrimas un túmulo y, confiando su
cuerpo a esa tumba, lo guarda para la vida futura! Pero luego,
reducidos los enemigos, una vez devuelta la paz a los justos, un altar concede
a sus bienaventurados huesos el debido reposo; porque
éstos, situados bajo el santuario, ocultos al pie del ara, absorven la brisa de
la ofrenda celestial, que allá abajo, sobre ellos se derrama.
2.
VESTIGIOS EPIGRÁFICOS: ESCRITURA Y SIMBOLOGÍAS CRISTIANAS
Contamos con dos ejemplos de epigrafía
y glíptica paleocristiana de la Antigüedad tardía, del periodo visigótico, que
han sido recogidos en la magna obra de Josep Corell:
“318. INSCRIPCIÓ CRISTIANA. Bloc de
calcária blava
trencat dalt i a ambdós
costats.
La cara. anterior
està allisada; la
posterior
és tosca.
Es
desconeixen les circumstáncies
i el lloc
en què aparegué.
Es conserva al refectori, núm. inv. S.1.207.
.
Dimensions:
(44)
x (44) x 13.
Lletres:
r. 1: 10; r.
2: 6
ELST 244:'CIL II2 14,562.
Cf. Alfóldy 1981b:
130.
319. INSCRIPCIÓ CRISTIANA. Segell d'àgata. «Lleva grabados con la mayor delicadeza
una cabra y
un pastor que
la está ordeñando, y
delante del animal se
ve el
signo ; entre
sus piernas ; detrás del
cuello
y ; encima de la
cabeza del
pastor ; bajo de la línea
en que
se apoya,
el trabajo de figura
; y una palma por
delante y un
cayado por detrás cierran el marco del grabado», Chabret.
Aparegué
1'any 1897 a la necròpoli descoberta
en fer les obres
de 1'estació
del
Ferrocarril del Nord, concretament a la parcel·la F del
plànol de Chabret.
Desaparegut.
Dimensions: desconegudes.
Chabret 1897: 465.
Es tracta d'una inscripció cristiana,
com indica el
crismó. Aquest apareixia,
segons sembla, acompanyat
d'una
alfa i
una omega, símbols que presenten
Jesucrist com a principi i fi. Per altra banda, la és probablement
1'abreviatura de
Theos. Desconeixem els altres
signes.
Tenint en compte el crismó
i ellloc en què
aparegué, no hi ha dubte
que
es tracta d'una
inscripció paleocristiana,
potser del s. VI
o VII.”
3.- VESTIGIOS NUMISMÁTICOS: LA CECA
VISIGODA SAGUNTINA
En el excelente libro,
editado por Bancaja, Arse-Sagvuntvm. La historia monetaria de la ciudad y su
territorio, Pere Pau Ripollés y Miquel Crusafont i Sabater, nos ofrecen una
cuidada edición de los ejemplares monetales visigóticos. Como señala
Crusafont: “En lo que se refiere
a la evidencia numismática, hasta hace muy poco apenas se conocían uno o dos
ejemplares de cada uno de los dos reinados, Gundemaro y Sisebuto, para la ceca
de Sagunto. Pero la novedad más importante es, en esta ocasión, la
publicación del hasta ahora desconocido triente de Égica y Witiza existente en
una colección valenciana y que aporta un nuevo tipo a la amplia recopilación de
Miles. Se trata de un triente de color amarillo pajizo que evidencia un bajo
contenido de oro bastante frecuente en esta última etapa de la monarquía
visigoda... La parte más interesante de la pieza lo constituye el reverso,
puesto que en él aparece, por primera vez, un monograma cruciforme de
Sagunto...En este caso se ha situado la O en el centro y las letras S-C-N-T en
los brazos de la cruz, primando, como es habitual, la presencia de las
consonantes en detrimento de las vocales. Pero quizás al labrador le parecería
poco evidente la lectura y añadió un V entre la C (que menos probablemente
podría ser una A) y la N. Con ello creó la serie CVNT que facilita la
interpretación de S(A)CVNTO.”
La descripción
de la monedas la ofrecen Pere Pau Ripollés y María del Mar Llorens:
ÉGICA y WITIZA (698-702 d.C.)
TRlENTE
Oro.
20 mm. Peso medio 1,28 g (1 ejemplar]
Anv. [I ]INM. N EGICA RX. Dos bustos enfrentados; cruz, entre ellos.
Rev. VVITIZA REGES. Monograma cruciforme S-C-V-N-T-O con la V intercalada.
Ref. bibl.: Inédita.
521.A.274
R.267
" a Valencia, col. privnda. 1,28 g.
4.- SAGUNTO EN SAN
ISIDORO DE SEVILLA:
Quisiera acabar
esta primera aproximación al paleocristianismo saguntino recogiendo las dos
alusiones que a Sagunto realizó el gran escritor cristiano hispanovisigodo, San
Isidoro de Sevilla, en su magna obra. Una muestra preclara de la importancia de
nuestra ciudad en el imaginario paleocristiano.
En la primera de
ellas, las Etimologías (Etymologiae u Originum sive etymologiarum libri
viginti), en el Liber XV (“De aedificiis et agris oppida nobilia, qui vel
quae constituerunt), en el capítulo dedicado a “Algunas ciudades famosas y sus fundadores”,
nos dice:
TEXTO LATINO:
“Saguntum Graeci ex insula
Zacyntho profecti in Hispania condiderunt; quam Afri postea bello inpetitam
deleverunt”
TRADUCCIÓN:
“Los griegos venidos de la
isla de Zacynto fundan Sagunto, en Hispania. Los africanos la arrasaron más
tarde después de atacarla durante la guerra”.
La otra alusión aparece en la obra cronística de San
Isidoro, Historia de regibus Gothorum,
Vandalorum et Suevorum, en el capítulo 58 del “De origine Gothorum”. Aunque ésta ha sido cuestionada, ya
que o bien se dijo en un primer momento que se refería a Sigüenza, o, más
adelante, a Gigonza, hay razones para pensar que su referencia es Sagunto. Así
lo recogió el historiador Felipe Mateu Llopis, que dijo: “Saguntia se
suele traducir por Sigüenza; pero lo cierto es que si se leyera Saguntum,
sería claro el avance militar en el litoral; y el hecho innegable es que sus
sucesores, Gundamaro y Sisebuto, acuñaron en esta ciudad...”.
Más actualmente, ha mantenido esta postura el profesor José Luis Villacañas, en
su extraordinaria La formación de los reinos hispánicos, y el medievalista, hispanista británico,
Roger Collins en su obra Visigothic Spain: “Según parece su reinado
[Witerico] estuvo marcado por nuevos conflictos con las fuerzas bizantinas que
se encontraban en la península, incluida la captura de parte de dichas tropas
en Sagunto; no se menciona en texto alguno si en esta ocasión se produjo
también la toma de esta ciudad.”
TEXTO LATINO:
“Aera DCXLI, an. imp.
Mauricii XXI, exstincto Liuvane, Wictericus regnum, quod vivente illo
invaserat, vindicat ann. VII. Vir quidem strenuus in armorum arte, sed tamen
expers victoriae. Namque adversus militem Romanum praelium saepe molitus, nihil
satis gloriose gessit praeter quod milites quosdam Segontiae per duces
obtinuit. Hic in vita plurima illicita fecit, in morte autem, quia gladio
operatus fuerat, gladio periit. Mors quippe innocentis inulta in illo non fuit:
inter epulas enim prandii conjuratione quorumdam est interfectus, corpus ejus
viliter est exportatum atque sepultum.”
TRADUCCIÓN:
“En la era DCXII, en el año
veinte del Imperio de Mauricio, asesinado Liva, Witerico reivindicó para sí
durante siete años el reino, que había invadido en vida de aquél. Fue hombre
valiente en el arte de las armas, pero desconoció la victoria; pues aunque
realizó algunos intentos con la guerra contra los soldados imperiales, no
consiguió ningún resultado lo bastante glorioso, si se exceptúa el haberse
apoderado de algunos soldados en Sagontia por medio de sus generales. Hizo en
vida muchas acciones ilícitas, y en la muerte, porque había matado con la
espada, murió con la espada. No quedó sin venganza de él la muerte de un
inocente, pues fue asesinado en un banquete, víctima de una conjuración de
algunos. Su cadáver fue vilmente arrastrado y sepultado.”
[4] Le livre des couronnes, Paris,
Les Belles Lettres, 1951, t. IV, p. 67.
[5] Prudentius : in two volumes, London, William
Heinemann , 1979, t. II, p. 163.
[11] Prudencio, Obras, Madrid, Gredos, 1997, pp. 181-182.
[15] Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos,
2004, pp.
1056-1057.
[19] Cristóbal Rodríguez Alonso, Las historias de los godos, vandalos y
suevos de Isidoro de Sevilla : estudio, edición critica y traducción, León,
Archivo Histórico Diocesano, 1975, pp. 269-271.