Editado por Trencatimons editores, Todo lo que verán tus ojos, el último libro del profesor y poeta Juan Antonio Millón es un resplandor, un reencuentro con la Naturaleza que es esplendor siempre. Late en la luz del amanecer mucho mar, como el de la cubierta del libro, pero también una fusión con la Naturaleza, pero también un canto a los seres queridos, que viven en él como amanecida. En el poema «Farolillos de estío», Juan Antonio expresa el amor por la Naturaleza, que ha sido su ventana hacia el mundo: «Allí arriba la luna sola se agiganta / en el viento frío de la anochecida, / y un húmedo soplo acá me anuncia / la arribada portuaria de las aguas estivales».
El paisaje que va
tejiendo el poeta, el tapiz que es lenguaje y que es orfebrería en manos del
amanuense que descifra la vida en sus detalles. Juan Antonio Millón escribe
desde el amor por la tierra, por la vida, sin olvidar que somos fugaces, puras
olas que han de pasar en la noche de los tiempos. Y el contraste del mundo, por
ello titula un poema «Primavera de invierno», porque todos somos retazos de una
vida que nos teje y nos desteje a la vez. El paisaje se convierte en
confidente, el mundo es un tapiz que también sangra: «Las arboledas se queman / en primavera de
invierno, / reducidas a rescoldos / de hosca brasa vegetal». Y la belleza presente en esta primavera que
es el poema, porque todo esplende en un azul donde convive el amor con la
ternura, la luz con la sombra. Por ello, titula «Preguntas a una primavera» un
bello poema donde dice: «¿serán labios
las flores / y sus caídas un largo beso ansiado / al seno de la madre? / ¿Y el
perfume, una despedida del aire?». Todo el libro es un tapiz donde el poeta
sabe que el cuerpo es un paisaje y el amor una luz que anuncia el día.
Y los padres están
presentes en el poema «Rosa de cenizas», vínculo tejido con la calma del
tiempo, seres eslabonados a su vida para siempre. El recuerdo bajo la arcilla,
como dice el poema, porque todo es ceniza, al fin y al cabo. Vidas que se
convierten en polvo, vidas que fueron luz cegadora y ahora son evocación del
amor verdadero. Y pienso al leer el
libro que «Todo lo que verán tus ojos» dedicado a su Beatriz es a su hija,
fecundo nexo con la tierra, el mejor fruto de la cosecha: «Busco atrás en el
tiempo / y recuerdo, ¡qué alegría! / tu primera mirada. / Detrás del cristal
esperé –esperamos- / a que abrieras los ojos». Cierra Juan Antonio Millón el
círculo de la vida, sus padres, su hija, la primavera que esplende, pero que
también se muta en invierno cuando el corazón sufre.
Estamos ante un
libro hermoso de un poeta que sabe que lo más importante está en la tierra, la
que queremos, la que nos quiso y la que nos acogerá. Libro luminoso, que es un
canto al futuro también, sin olvidar el pasado. Los recuerdos de su niña en la
Provenza convierten al poema en ese tejido donde el poeta cumple su destino:
unir los lazos afectivos y saber que el pasado feliz aún vive en el recuerdo.
Presente y futuro quedan en esa espera que la vida siempre va guiando. Y en su último
apartado «Poesía viajera» podemos sentir que el viaje es un rito de
descubrimiento que nos hace más cultos y más libres.
En suma, Todo lo
que verán tus ojos es un libro que ilumina, un poeta que ya ha tejido el telar
donde nos ofrece un mosaico de paisajes desde dentro a afuera, desde afuera
hacia el interior.
PEDRO GARCÍA CUETO
(Culturamas, 10 de octubre de 2022)
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