Leo
por segunda vez en siete días el poemario de Juan Antonio Millón, Paisaje desde el sueño (Brosquil
Ediciones, 2008). Al igual que me sucediera hace unos días con algunos de los
versos de Juan Planas, una de las cosas que más me ha llamado la atención en la
poesía de Millón y en la lectura que he hecho de ella, es la cantidad de
ocasiones en las que he creído ver fielmente descritos, determinados episodios
de mi propia biografía. Como persona de naturaleza nostálgica que soy, he
sentido una perfecta identificación con muchos de los temas o tópicos
literarios en los que el autor insiste repetidas veces. Quizá el mayor y más
fuerte de estos sentimientos autobiográficos que me ha refrescado la lectura
del poemario, ha sido esa nostalgia de la infancia que - dicen - acompaña a
todo ser humano durante toda su existencia adulta y senil y que, en mi caso
personal, lleva unos meses anormalmente acentuada. En este sentido, algunos de
los versos de Millón [Hoy regresaron de mi infancia / como un confuso eco, /
las chicharras y el vehemente silencio de mi abuelo] me remiten a sensaciones
que me resultan actuales y cotidianas.
Como
dice Jaime Siles en el prólogo, la poesía de Juan Antonio Millón es "una
superposición de evocadas ausencias". Efectivamente, la ausencia de los
otros y de lo otro, es el leiv motiv fundamental de una poesía que trata de
verbalizar, al menos así es como yo le he leído y entendido, esa dialéctica,
esa lucha constante, entre el olvido y la memoria [Somos una alma de ausencias
vivas, de plenitudes que la vida ha ido abandonando y que nuestra memoria trae
a cada instante, arracimándolas en una continuidad sin límites]. La
omnipresencia del recuerdo en la obra de Millón, de lo vivido y lo perdido,
sitúan al yo poético del autor - como dice Siles - en un no-lugar a medio
camino entre el pasado y el futuro, en una tierra de nadie que se debate entre
la nostalgia del pasado y el anhelo del futuro: Sutiles versos, / relatos
laberínticos, magnos dramas / pincelan nuestras edades, / al dictado de un
deseo inescrutable de ese afán de infinito / y esa nostalgia desasosegante.
Junto
a esta nostalgia desasosegante, presente sobre todo en "Alcancía", la
primera de las tres partes del poemario, otro de los temas o elementos
definitorios de la poesía de Juan Antonio Millón es el tema de lenguaje y su
incapacidad para reflejar una realidad demasiado fragmentaria y compleja.
Especialmente significativos en este sentido son "Límite en el
límite" o "Incertidumbre", poema cuyos dos primeros y magníficos
versos [Todo semeja falto de totalidad, / parte o mitad de un ser, aún no
cumplido] parecen resumir escuetamente, la duda y el desasosiego del hombre
moderno.
En
la segunda parte del poemario - "Espacios de albor y de espesura" -,
esa evocación de la ausencia se traslada a un escenario físico formado por
varios paisajes. La sonoridad y la musicalidad de la naturaleza cobran
relevancia en unos poemas en los que nos volvemos a encontrar con el motivo de
la infancia. A destacar en este desfile de paisajes, un poema con historia como
"Arse" - explícito homenaje a la tierra natal del autor - en el que
leemos unos bonitos y evocadores versos [Arse, / ser o cíclope, / Muro o
montaña. / Piedra rescatada / para una mirada inocente. / Altura / que silabea
sin herida / la mayúscula tragedia].
En
la tercera y última parte del libro, "Alientos del deseo", el
erotismo inspirador y el desamor amargo se vuelven protagonistas. Si Millón
empieza esta parte con un sinestésico poema - "Voz y caricia" - en el
que tacto y oído, piel y palabra, se confunden [Perfumas las sílabas que
pronuncias / tal como la piel de mi cuerpo / acariciado por la dádiva de tu
mano / que pulsa, enervado, el sonido de mi deseo.] el libro se cierra con un
poema - "Fuiste" - que bien podría ser compendio y resumen de muchos
de los elementos presentes en esta poética de la ausencia de Juan Antonio Millón,
con la que tantas y tantas cosas he rememorado.
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A
modo de suculento aperitivo para aquellos a los que se les haya abierto el
apetito lector, reproduzco mi poema preferido del libro:
FUISTE
Fuiste una avenida de
álamos
en el tiempo en que la memoria
proyectaba puentes y
senderos
ovillando imágenes del
recuerdo desatado.
Fuiste mar y malecón,
paseo líquido,
río de húmedo silencio y
atardecer sonoro.
Fuiste un sueño que
meditaba las horas
habitadas de tu presencia
inexcusable.
Fuiste la razón de lo que
fui
y hoy solo huyo de lo que
fuiste.
A través de esa avenida,
de ese mar,
de ese río,
de ese sueño,
ya sin razón de lo que
fui o fuiste.
Juan Antonio Millón, Paisaje desde el sueño, p. 82.
COMENTARIOS
—David P. Montesinos
Hermosa semblanza, Paco,
te felicito, y a Juan Antonio por la faceta que le desconocía y que, antes de
leer el libro, me parece prometedora. Me gustaría conseguirlo.
—Juan Antonio Millón
Te agradezco mucho tus
palabras, estimado Paco. Has sabido encontrar los sonidos y los ecos de esa
melodía que he querido verter en mi poemario. Es un orgullo sentirse leído y
saber que aquello que has dado a la luz opera en quien lee ideas o sentimientos
que preveías en la escritura. Afinidades. Efectivamente esa, como tu la denominas,
"nostalgia de la infancia" es uno de los motivos fundacionales de mi
palabra y aquello a lo que ella tiende, de forma inexorable, como norte de mi
brújula.
Acabo de llegar de ver
una película que me ha dejado exhausto. Me he vaciado al tiempo que me ha
dejado ahíto de música, imágenes y una extraña sensación de felicidad. La
película se llama Despedidas, allí también hay una historia de una infancia, de
una ausencia atroz y un sinnúmero de despedidas de seres que nos dejan. La
secuencia del hijo amortajando a su padre que lo abandonó, al tempo que
descubre, como entre la bruma, su rostro, el rostro del padre que siempre
guardó la carta-piedra de su hijo. Un gran hallazgo. Véanla, vale la pena.
Gracias, de nuevo, Paco,
por sus palabras y por dar un espacio de su blog a mis poemas.
—R.S.R.
Es una delicia
incorporarse un lunes e iniciar la jornada laboral con estos versos. No sé
quién es Juan Antonio Millón, pero le agradezco que me haya dulcificado la
mañana. El poema "Fuiste" es precioso pero en ese verso de "hoy
solo huyo de lo que fuiste" creo que está la clave y lo que puede volverlo
siniestro. Me encanta. Buscaré el libro.
—David P. Montesinos
Tiene razón nuestro
protagonista, Juan Antonio, "Despedidas" es una bellísima película.
Presiento en ella el regusto del mejor Ozu. Está muy cerca de ser una obra maestra,
si no lo es a todas todas.
—Juan Antonio Millón
"Okuribito" es
el título japonés del film: "el que envía", una especie de Caronte
que desde la sencillez, la serenidad, la belleza, ayuda en el duelo a la
familia y al finado. Toda una lección para nuestra cultura, para nuestra
vivencia del duelo, la de esa práctica japonesa denominada
"nokanski". También toda una lección de buen cine, la de este
sorprendente director, Yojiro Takita. Una sencilla historia que logra calar
hasta el tuétano de ese ser frágil e inestable que somos. Fundando en él, desde
la dignidad de la belleza serena, una fortaleza que busca lo inexpugnable.
—Francisco Fuster
De nada, Juan Antonio. Ha
sido un placer leerte. Esa poesía tuya movida por esa nostalgia de la infancia,
me ha resultado tremendamente familiar. Aunque digo en el texto que soy de
personalidad nostálgica, hasta hace cosa de uno o dos años no había sentido esa
nostalgia de la infancia (tampoco soy tan mayor...). Yo creo que, en mi caso
personal, tiene mucho que ver con el haber terminado la carrera y haber cerrado
así un ciclo. Inevitablemente, uno hace balance y se acuerda de muchas cosas.
Fíjate lo curiosa que es
a veces la memoria. En mi caso, toda esa nostalgia se ha focalizado en mi
antigua escuela (no el instituto, la escuela de primaria). Cuando escuchaba a
la gente mayor decir que la infancia es el período de la vida que más le marca
a uno, no lo acababa de entender; ahora sí que lo entiendo y me acuerdo de una
entrevista que le hicieron a Cela en "A Fondo" de TVE (está en
Youtube) en la que decía que había tenido una "infancia dorada" y
que, cuando le preguntaba su tía aquello de "¿qué quieres ser de
mayor?", él decía que se echaba a llorar porque "no quería ser nada,
ni mayor siquiera".
Siempre he deseado
abandonar el pueblo donde vivo e irme a vivir a otro sitio. Sin embargo,
últimamente me ha dado por pasar muchas veces por delante de ese colegio y
pensar que me gustaría vivir por esa zona de Alginet. Siempre que puedo paso
por allí con mi coche y me quedo mirando el patio del colegio y me vienen a la
memoria infinidad de recuerdos. Incluso me dan ganas de hacer algo que tengo
previsto hacer en breve (si me dejan). Me dan ganas de ir un día de clase y
hablar con mis antiguos profesores (los que queden) y decirles lo que he hecho
en estos años para que vean que su enorme esfuerzo durante años no ha caído,
como ellos imaginan, en saco roto; bueno, al menos no es mi caso.
Amigos Montesinos y
R.S.R., gracias por vuestros comentarios. El poema "Fuiste" al que
alude la amiga R.S.R. no solo es precioso, sino que, en mi caso, es tristemente
precioso, amargamente autobiográfico. Esos dos versos - "Fuiste la razón
de lo que fui / y hoy solo huyo de lo que fuiste" - me han hecho recordar
también ciertas cosas, por no decir personas.
Os recomiendo a ambos que
os hagáis con un ejemplar del libro. Para todo aquel que le interese, le
recomiendo que escriba a alejandro@brosquilediciones.com y diga que escribe de
mi parte o bien que me escriba a mí.
—Ángel Duarte
A mi, m'interessa.
Estoy de traslado
Tomares/Girona. Es una época del año en la que toca migración, pero,
efectivamente, has despertado el interés.
T'escric a inicis de la
setmana vinent, però vés pensant com s'ha de fer.
Abraçada y muchas gracias
—Francisco Fuster
Perfecte, Àngel. En el
teu cas, escriu-me al correu quan ja estigues instal·lat a Girona i jo mateix
te l'envie a la facultat.
Si alguien más quiere un
ejemplar que me escriba a francisco.fuster-garcia@uv.es y haré un pedido
general dentro de unos días. A la gente de fuera de Valencia yo mismo le haré
llegar el ejemplar por correo. La gente de Valencia (y alrededores) puede hacer
dos cosas: o escribir al editor y decirle que va de mi parte (así imagino que
no les cobrará gastos de envío) o pedírmelo a mí para que lo incluya en ese
pedido que haré dentro de unos días y luego quedar conmigo un día (en ese
despacho que no tengo) para dárselo en mano.
En la reseña que hice de
"El bálsamo de la indiferencia" de Juan Planas, hablaba de las
librerías valencianas (no hace falta decir nombres, todos los sabemos) que, por
omisión, me dificultan en extremo el conseguir los pocos libros de poesía que
compro al año. Brosquil es una editorial pequeña de las que sufren este
problema. Por eso lo del trajín este que les propongo.
—Justo Serna
Enhorabuena, Paco, por tu
blog.
Enhorabuena, Juan
Antonio, por tu libro, que yo tuve la fortuna de disfruta
—Francisco Fuster
Gracias, Justo. Esta
tarde le decía a una lectora común de nuestros blogs, que no sé hasta dónde me
llegará la cuerda; que escribir en el blog me ha permitido hacer cosas
impensables (quien me iba a decir a mí que estaría reseñando poesía y
fomentando su lectura) y agradecidas, pero que me quita un tiempo del que no sé
si voy a poder disponer en los próximos meses.
—Juan Antonio Millón
Gracias Justo. Espero que
hayas pasado un verano feliz y relajado, disipando dolencias. Desde luego que
recuerdo tus palabras sobre mi poemario en tu blog: emotivas, amigas, incitadoras.
Dirigirme a ti en el blog de nuestro amigo común Paco se me hace extraño y me
hace ver a las claras lo que es esto de la red: un gran invento sin duda. Me
parece que estás creando escuela.
Yo también espero con
expectación el inicio de “Los archivos”. Allí nos vemos.
[Editado por Francisco Fuster en su blog "El malestar de la (in)cultura", 29 de agosto de 2009)
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